Valores que nos enseñan nuestras mascotas
A veces deberíamos observar con mayor cuidado cuál es el comportamiento de nuestras mascotas para darnos cuenta de que aman sin pedir nada a cambio, que demuestran un valor excepcional y que son capaces de sacar todo el jugo a la vida sin plantearse qué pasará mañana.
No importa el tamaño del perro, la valentía siempre aflora de ellos. Puede ser un perrito doméstico del tamaño de un monedero, que lo más probable es que no tema enfrentarse con un mastodonte terrorífico. Es más, cuanto más pequeño es el perro, más osados suelen ser en compensación con su tamaño. El valor que demuestran los perros no solo es para establecer la jerarquía y ganar terreno frente a otros perros, sino también para encontrar la mayor de las seguridades para su familia y poder establecer una zona de confort para quienes le importan.
Amor incondicional
Pase lo que pase, hagas lo que hagas, sabes que tu mascota te quiere y te demostrará todo su amor. Son animales sencillos que se rigen por reglas muy básicas, pero amar sin pedir nada a cambio está en lo más alto de su escala de valores. Son tiernos, dulces, y buscan el máximo contacto y la sensación de que son correspondidos. No dudarán en pegar su cabeza contra ti, como signo de entrega, o lamerte las manos para hacerte sentir querido.
Persistencia
Mientras que el humano es el único animal que es capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, las mascotas, y en especial los perros, son concienzudos y buscarán la forma de conseguir aquello que desean por todos los medios posibles. Si un perro necesita alcanzar un objeto al que no tiene acceso, lo intentará varias veces y pondrá todo su empeño en ello. Los perros son especialmente persistentes, y cuando tienen un cometido en la cabeza perseveran para su propio beneficio o para el de sus dueños, si están convenientemente entrenados. Por eso, los perros son los animales que más se han profesionalizado, sirviendo al ser humano para todo tipo de cuestiones, desde el pastoreo hasta encontrar personas desaparecidas.
Lealtad
Las mascotas saben cuál es su familia. Ese es uno de los aspectos más maravillosos de convivir con ellos, que pese a que son animales que se rigen por sus propias reglas de comportamiento. Una vez que un perro o un gato forma parte de un hogar, se hace un integrante más de la familia y vuelca toda su lealtad hacia las personas con las que convive. Los perros, de forma muy especial, son vigilantes de que nada le ocurra a sus dueños, son cuidadores de los más pequeños, y cuando detectan discusiones o enfrentamientos dentro del propio seno familiar hacen lo posible por zanjarlas, se posicionan en favor del débil y escuchan con atención para cerciorarse de que la riña ha cesado.
Disfrute
Cuando un perro tiene por delante algo que le gusta, se lanza a ello sin más preocupación. Bien sea comida, saltar dentro de una fuente, jugar con otros perros o recoger aquello que le tiras una y otra vez. Las mascotas son “disfrutonas”, esta es una realidad tanto de perros como de gatos. Y cuando se lo está pasando bien son capaces de transmitir esa frescura de su comportamiento y hacérnosla llegar con cierto convencimiento de que hay que vivir en el ahora, y que aquellas cosas que nos gustan, porque disfrutamos con ellas, deben ser vividas al máximo y sin remordimientos.
Demostrar que hemos echado de menos a quien queremos
Llegar a casa y encontrar todos los días, y a lo largo de los años, el amor incondicional de una mascota es algo que no tiene precio. Porque sabes que se cerciorará de que has llegado y de que estás bien, y te demostrará lo que te ha echado de menos jaleándote durante un rato. En perros es muy común que se establezca un ritual que consista en la certificación, no solo de que has llegado, sino de que saludas al perro y le devuelves el saludo. Hasta que eso ocurre es común que el perro no ceje en la búsqueda de tu atención.
Empatizar con el dolor ajeno
No todo es diversión. La mascotas también detectan cuándo sus dueños están pasando por una mala racha, o bien tiene un día de tristeza. Se ha determinado desde estudios científicos que los perros son capaces de reconocer alguna de nuestras situaciones anímicas y de responder en consecuencia. Cuando tu perro te vea llorar se acercará a ti con suavidad, tratará de mantener contacto visual y buscará la forma de reconfortante, ofreciendo su lomo o lamiendo tus lágrimas. En este sentido las mascotas son esponjas de nuestros sentimientos.
Dormir a pierna suelta
Hay pocas cosas que produzcan más relax que ver cómo duerme un perro o un gato. Es muy tranquilizador verles con los ojitos cerrados, respirando profundamente y con una posición de relax. De hecho, cuanto más seguros se sientan contigo, más relajarán su postura. Para apreciar este detalle debes observar la posición de su tripa, si está muy a la vista. Un perro que, por ejemplo, duerme panza arriba, es que está confiado 100% y se siente seguro. También hay posturas propias del invierno, cuando hace frío se enroscan para minimizar la pérdida de calor, y en verano se esparcen en una zona fresquita, con las patas lo más extendidas posible. Ver dormir a una mascota y sentir que respira es una forma de que nosotros también durmamos mejor. De hecho, se ha demostrado que, pese a que las personas que duermen con perros se despiertan más porque estos se mueven, en el fondo su profundidad de sueño es mayor por la relajación que producen.
Felicidad
Los perros son felices siempre que pueden, que es la mayoría de las veces. Bien sea porque su memoria a corto plazo no alcanza mucha profundidad, o porque realmente no se rigen por lo que les dicta un cerebro analítico, sino más bien primario. Los perros son capaces de algo que a los humanos nos cuesta horas y horas de introspección, cuando no de psicoanálisis: se contentan con aquello que tienen en su mano, bien sea un juguete, una chuche o un humano dedicándole su tiempo. No dejan escapar una oportunidad para pasarlo bien, y la exprimen al máximo.
Motivos sencillos, vidas sencillas
Las mascotas no atienden a complejos planteamientos sobre quién, cómo y porqué son las cosas. Es normal. Los seres humanos somos complicados y gracias a ello conseguimos que nuestra vida sea muy rica. Sin embargo, conviene tener en cuenta que a veces menos es más, y que las mascotas nos enseñan a perdonar en el acto, a amar sin esperar y a desenvolverse con naturalidad en base a planteamientos sencillos. Podemos aprender mucho de ellos, porque muchas veces estamos preocupados por cuestiones que no podemos solucionar, o por dudas sobre qué pensarán los demás de nosotros o como solucionar tal problema, cuando lo único que tenemos que hacer es centrarnos en lo que tenemos delante y simplificar.
Fuente: Revista HOLA
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